La inseguridad es identificada como la segunda inquietud de la población según una encuesta publicada en mayo por el diario Prensa Libre. Y es en ella en la que demandan que el ganador de estas elecciones –cuya primera vuelta se celebra este domingo– debería centrarse como una de sus prioridades.
Para ofrecer una respuesta a ese reclamo ciudadano contra los asaltos y extorsiones, varios de los candidatos a dirigir Guatemala buscaron muy cerca para encontrar un modelo de seguridad que prometen replicara al menos en parte en caso de resultar elegidos: la política de “mano dura” de su vecino El Salvador.
Liderada por su presidente Nayib Bukele –quien goza de una popularidad superior al 90%–, esta estrategia consiguió reducir drásticamente sus cifras de homicidios tras el arresto de más de 60.000 presuntos miembros de pandillas y su la práctica desarticulación.
Sin embargo, también recibió múltiples denuncias por supuestas vulneraciones de derechos humanos, miles de detenciones arbitrarias y más de 150 muertes en las cárceles en el marco de un estado de excepción que se alarga por más de un año.