La chimpancé Vanilla tiene 29 años y es una sobreviviente del Laboratorio de Medicina Experimental y Cirugía en Primates (LEMSIP) de Nueva York. Esto quiere decir que a lo largo de su vida ha permanecido encerrada, hasta su reciente llegada al santuario Save the Chimps, en Fort Pierce, Florida, donde vivirá de ahora en adelante.
Y es que a su llegada al santuario, su cara de asombro y felicidad lo dice todo: en compañía de su comunidad, finalmente pudo ver el cielo por primera vez.
Vanilla vivió hasta los dos años en el laboratorio antes mencionado, hasta que cerró sus puertas en 1887. A partir de ese momento, y hasta 2019, vivió junto a un grupo de primates en California en un santuario de vida silvestre. De acuerdo con declaraciones del Dr. Andrew Halloran (Save the Chimps) al New York Post, Vanilla «vivía con un grupo de chimpancés dentro de una jaula metálica sin césped”.
Su llegada a Save the Chimps se produjo una vez que el santuario arreglara con FedEx su traslado a un área de 60 hectáreas de Sunshine State.
Afortunada adaptación
En su actual casa, Vanilla vive en una isla junto a otros 25 chimpancés descartados de los laboratorios, la industria del entretenimiento, el comercio de mascotas exóticas y zoológicos. De hecho, muchos de ellos nunca habían interactuado con individuos de su especie.
Halloran afirma que Vanilla «se está adaptando muy bien” a su nuevo entorno, compuesto por 12 comunidades de chimpancés determinadas según la personalidad de cada animal.
Editado por Erick Elola con información de Clarín y The New York Post.
